Cuerpo y Gestalt

El cuerpo es lenguaje, comunicación, frontera, límite, contacto, presencia, historia, gozo, expresión, experiencia, metáfora, y el medio por el que la vida pasa y se pone de manifiesto a través de todos nosotros.

El cuerpo expresa lo obvio con mensajes no verbales, como el gesto y la actitud, y también se sirve de la palabra para tomar conciencia y afinar el darse cuenta. Cuando el cuerpo no coincide con la palabra podemos hablar de incongruencia. Todas las manifestaciones ya sean voluntarias o no, como posturas, tono de voz, coloración de la piel, etc… son datos importantes en relación al emisor.

Freud, al trabajar sobre la histeria, se da cuenta de que toda una sintomatología psíquica toma cuerpo en el cuerpo. Desde ahí se plantea la curación a través de la toma de conciencia que se posibilita con la interpretación de los síntomas corporales.

Un tiempo después Reich se apoya en esta idea para elaborar una teoría sobre el carácter, percatándose de que el cuerpo queda modelado por lo psicoemocional, siendo la coraza muscular un bloqueo por el que se impide la expansión de la energía.

Desde la terapia Gestalt aparece una idea central básica: No tengo un cuerpo. Soy un cuerpo. Este concepto es compartido por el resto de la de la psicoterapia humanista.

Barry Stevens en su artículo: El trabajo corporal que aparecen en el libro “Esto es Gestalt”, de Cuatro Vientos Editorial, recoge las siguientes ideas para trabajar sobre el cuerpo:

  • aprender a suprimir el control que ejerzo sobre él, para redescubrir su funcionamiento natural, y de esta forma permitir que exprese lo que necesita. Esta es una forma de contactar y escucharlo, a la vez que respeto su propio ritmo.
  • A menudo las sensaciones corporales desagradables disminuyen o desaparecen al contactar con ellas y explorarlas.
  • Es un hecho establecido que nuestros cuerpos se curan a sí mismos de heridas, enfermedades y cosas por el estilo, siempre que tratemos de proporcionar las mejores condiciones para que se realice esa curación.
  • Cuando surgen los pensamientos de miedo y la persona los expresa, es básico señalar que sólo son pensamientos, por lo que es importante que vuelva a atender su cuerpo, para que permanezca en contacto con lo que está sucediendo y lo deje estar. Cuando los pensamientos desaparecen también desaparece el miedo.
  • Es importante no buscar significados cuando trabajamos con el cuerpo, no porque no los haya, sino porque eso desvía la atención hacia la cabeza, perdiéndonos la referencia corporal.

Tener presencia corporal supone aceptar el cuerpo. Negar partes de él es alienar algo que me pertenece. Si permito esto dejo pedazos de mi persona por el camino. De esta forma me convierto en un cuerpo deshabitado, por susto, vergüenza o miedo de determinadas partes con las que estoy en conflicto. De esta manera me voy despojando del cuerpo hasta reducirlo a una cabeza pensante. Cuanto mas funciones internas o de contacto estén negadas más limitación pongo en mi vida. Desposeerme del propio cuerpo puede suponer el ir desde un leve distanciamiento de identidad hasta una despersonalización que raye en patología severa como puede ser la psicosis. La integración se abre aquí como un proceso para el desarrollo. Recuperar sensaciones, emociones y percepciones a través de lo corporal supone volver a la realidad. Para enriquecerme de la sabiduría interior es importante recuperar el cuerpo y escucharlo. Esa es la base del desarrollo personal.

Podemos entender lo corporal en dos polaridades básicas o ejes diferenciales:

1) el eje de la cintura como línea divisoria entre la polaridad autoapoyo y relación, que queda reflejado de la siguiente forma:

  • parte inferior es el soporte o la base donde me apoyo y me arraigo. Esta parte me conecta a tierra y me posibilita nutrirme de ella. (autoapoyo).
  • la parte superior que me conecta con las emociones y la capacidad de contacto que se expresa a través de las manos y los brazos (relación).

2) polaridad masculino-femenina, partiendo de los estudios existentes sobre los hemisferios cerebrales.

  • En la parte izquierda nos encontramos con los rasgos que culturalmente se asocian a lo femenino. Tiene que ver con lo analógico, lo receptivo, lo intuitivo y lo paradógico que se vincula al hemisferio cerebral derecho.
  • En la parte derecha aparecen los rasgos culturalmente atribuidos a lo masculino: actividad, desarrollo de aspectos intelectuales, síntesis, etc… Esta parte está vinculada al hemisferio cerebral izquierdo.

Para terminar recojo de Raymond Jonson la siguiente cita compilada por D. Pons Follmi de “Orígenes” de Lunwerg editores.

bailan caminando o bien caminan bailando,
al son de una melodía interior,
porque con su cuerpo
penetran el mundo que los rodea
en busca de una armonía
cuya memoria conservan

EJERCICIO

Coge papel y lápiz. Elige un lugar donde estar tranquilo para ponerte cómodo y relajado. Vas a escribir una carta al cuerpo, a tu cuerpo. Date cuenta de cómo es la relación que estableces con él y cómo lo sientes. Dile lo que te gusta y lo que te incomoda. Revisa sus partes. Date cuenta de cómo lo tratas. ¿Evitas alguna parte? ¿por algún motivo? ¿Cómo estás ahora en este momento mientras escribes? ¿Necesitas decirle algo especial? ¿Necesitas dirigirte a alguna parte en concreto?

Ahora imagina que eres el cuerpo que contesta a la carta anterior con otra carta ¿Necesitas decir algo? ¿cómo te sientes tratado?¿tienes algún asunto pendiente?

Permítete un tiempo para establecer un dialogo entre esas dos partes y date cuenta de cómo te sientes al hacerlo. ¿Puedes descubrir algo de lo que no te hubieras dado cuenta antes? ¿Hay algo que te llame la atención en todo esto?

Date un tiempo para esto y termina el ejercicio mirando y sintiendo tu cuerpo con presencia y dótalo de energía saludable sobretodo en aquellas zonas que más lo necesiten.

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